¿Estás recibiendo lo que quieres de la vida? ¿O sientes que la economía, el gobierno, las circunstancias que te rodean u otros factores externos te están robando la estima y el gozo?
Recientemente, en una encuesta, se les preguntó a 1 000 personas qué era lo que más deseaban en la vida. El sorprendente resultado fue que el 90% de los cristianos que creían en la Biblia dijeron que querían los siguientes resultados: una relación íntima con Dios, un propósito claro en la vida, un alto grado de integridad y un profundo compromiso con la fe.
Cabe destacar que estos intensos deseos pueden lograrse sin ayuda humana externa. Para ello, ningún programa gubernamental será de ayuda, y los tiempos de dificultad económica no podrán robar estos ideales. Estos objetivos de la vida se alcanzan cuando permitimos que la Palabra de Dios gobierne nuestros corazones y recibimos la fortaleza del Espíritu, para desarrollar al «hombre interior» (Efesios 3:16), lo cual da como resultado el verdadero gozo.
Nuestro complicado mundo nos tienta a colocar la búsqueda de nuestros deseos en las manos de otros. Si bien algunas veces necesitamos ayuda y no podemos vivir aislados, no son las fuentes externas las que brindan la verdadera felicidad. Esto viene de adentro, de permitir que Cristo se sienta en nuestros corazones como en Su casa (v.17).