Billetes a ninguna parte
No conseguíamos billetes a ninguna parte. Acabábamos de concluir un viaje misionero a Jamaica y tratábamos de regresar a casa. Sin embargo, la línea aérea tenía problemas y, sin importar lo que dijeran nuestros billetes, no podíamos salir de la Bahía de Montego. Una y otra vez escuchábamos: «Su vuelo se ha cancelado». Aunque habíamos comprado los billetes de buena fe, la aerolínea no podía cumplir su promesa de llevarnos de vuelta a los Estados Unidos. Tuvimos que quedarnos un día más antes de abordar un avión de regreso.
La iglesia de Galacia
Estaba conduciendo por el campo cuando divisé una iglesia cuyo nombre me sorprendió. Decía, «La Iglesia de Galacia». El nombre captó mi atención porque estaba seguro de que nadie elegiría llamar a una iglesia así, a menos que fuera por alguna necesidad geográfica.
Para librarnos del lodo
Al industrial e inventor cristiano R.G. LeTourneau se lo conoce por sus enormes máquinas removedoras de tierra. A uno de sus productos simplemente se lo conocía como el «Modelo G». Un posible comprador, con la esperanza de dejar perplejo al vendedor, preguntó, «¿Qué quiere decir la “G”?»
Bienamado
Estábamos reunidos en familia para la cena de acción de gracias cuando alguien preguntó si cada uno de nosotros podría compartir un motivo de agradecimiento. Uno por uno hablamos. Josué, de tres años, estaba agradecido por la «música» y Natán, de cuatro, por los «caballos». Sin embargo, todos quedamos en silencio cuando Esteban (que pronto cumpliría cinco) dijo: «Yo estoy agradecido de que Jesús me ame tan bien». En su fe sencilla, él entendía el amor de Jesús hacia él de manera personal y estaba agradecido por ello. Nos dijo que Jesús mostró Su amor al morir en una cruz.
Confesión y acción de gracias
Durante un servicio de adoración un domingo, nuestra congregación hizo esta oración de confesión al unísono: «Dios de gracia, al igual que muchos creyentes que nos precedieron, nos quejamos cuando las cosas no salen como deseamos. Queremos abundancia de todo más allá de lo suficiente para sustentarnos. Preferiríamos estar en otro lugar que donde nos encontramos en este momento. Preferiríamos tener los dones que les das a otros que los que provees para nosotros. Preferiríamos que Tú nos sirvieras en vez de que servirte nosotros. Perdona nuestra falta de gratitud por lo que nos das».
¡Qué cabalgata!
Durante casi medio siglo, Francis Asbury cabalgó aproximadamente 10 000 kilómetros al año. A pesar de su mala salud, él se exigía sin cesar. Se alimentaba de cecina de venado, un alimento que no se pudriría durante sus extensos viajes. A Asbury se lo recuerda por haber introducido la modalidad metodista del «predicador de circuito», como un medio efectivo para ganar la frontera norteamericana para Cristo. El establecimiento de iglesias nuevas en áreas remotas fue un aspecto central de su abordaje.
Llamados a servir
Cuando George W. Bush era presidente, hizo una visita sorpresa para servir la cena del Día de acción de gracias a los soldados desplegados en el extranjero. Un periodista que cubría la historia pensó que algunos podrían guardar su comida como un recuerdo, diciendo: «No sucede a menudo que el presidente le sirva a uno la comida».
Para evitar el lamento
En los años 80, el grupo británico Mike and the Mechanics grabó una impactante canción titulada, «The Living Years» («En Vida»). El autor llora la muerte de su padre porque la relación entre ellos había sido tensa, marcada por el silencio más que el compartir. El cantante dice con remordimiento: «No llegué a decirle todo lo que tenía que decir». Arrepentido por las palabras que ninguno dijo y el amor que ninguno expresó, se lamenta: «Ojalá se lo hubiera dicho en vida».
¿El cielo en la tierra?
El promotor inmobiliario en Singapur de un extravagante condominio anunció su nuevo proyecto de la siguiente manera: «Redescubra el cielo en la tierra». Supongo que lo que quería transmitir a los posibles compradores era que su adquisición era tan lujosa que sería como vivir en el cielo mientras se estaba aquí en la tierra.
¡Inimaginable!
Un catedrático de una universidad cristiana percibió que sus estudiantes tenían una opinión distorsionada del cielo; lo consideraban un lugar estático y aburrido. Así que, para estimularles la imaginación, les hizo estas preguntas: