El país de El Salvador ha honrado a Jesús al colocar una escultura de Él en el centro de su ciudad capital. «El Divino Salvador del Mundo» se levanta alta en medio de una rotonda y comunica reverencia al Señor.
El nombre del monumento afirma lo que la Biblia enseña sobre Jesús (1 Juan 4:14). Él es quien ofrece salvación a todos. Jesús cruza las barreras culturales y acepta a toda persona sincera que desee conocerlo, sin importar la edad, la educación, la etnia, el pecado pasado ni la condición social.
El apóstol Pablo viajaba por el mundo antiguo hablando sobre la vida, la muerte y la resurrección de Jesús. Compartía esta buena noticia con autoridades políticas y religiosas, soldados, judíos, gentiles, hombres, mujeres y niños. Pablo explicó que una persona podía empezar una relación con Cristo al declarar «Jesús es Señor» y creer que Dios lo levantó de los muertos (Romanos 10:9). Declaró: «Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado. […] todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo» (vv. 11, 13).
Jesús no es una imagen distante a la cual honrar; necesitamos una conexión personal con Él a través de la fe. Que podamos ver el valor de la salvación que nos ofrece y avanzar hacia una relación espiritual con Él hoy mismo.