Era un veterano militar entrado en años, tosco y mal hablado. Un día, un amigo le preguntó por sus creencias espirituales. Él respondió con desdén: «Dios no tiene lugar para alguien como yo».
Tal vez era parte de su imagen de «tipo duro», ¡pero sus palabras no podían estar más lejos de la verdad! Dios crea espacio especialmente para los que están llenos de culpa y excluidos. Esto se evidenció desde el principio del ministerio de Jesús, con sus sorprendentes elecciones de discípulos. Primero, escogió a varios pescadores de Galilea, una «pobre región marginada» desde la perspectiva de Jerusalén. También seleccionó a un cobrador de impuestos, Mateo. Y como si fuera poco, invitó al «otro» Simón, «el Zelote» (Marcos 3:18 NVI).
Los zelotes detestaban a traidores como Mateo, que se enriquecían al colaborar con los despreciados romanos, extorsionando a sus compatriotas oprimidos. Sin embargo, con una ironía divina, Jesús escogió a Simón junto con Mateo, y los integró a un equipo.
No tildes a nadie de «malo» para Jesús. Después de todo, Él dijo: «No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento» (Lucas 5:32). Tiene espacio de sobra para los casos difíciles… para personas como tú y yo.