El 18 de febrero de 1952, una tormenta gigante partió en dos el barco cisterna Pendleton, a unos 15 kilómetros de la costa de Massachusetts. Más de 40 marineros quedaron atrapados dentro del buque mientras este naufragaba en medio de vientos fuertes y olas violentas.

Cuando la noticia del desastre llegó a la estación de la Guardia Costera, el contramaestre Bernie Webber, enfrentando una situación casi imposible, llevó tres hombres en un bote de rescate para tratar de salvar a la tripulación desamparada, y rescató a 32 de los aparentemente irrecuperables marineros. Su valerosa hazaña es considerada uno de los rescates más grandiosos en la historia de la Guardia Costera de los Estados Unidos, y fue el tema de la película La hora decisiva, estrenada en 2016.

En Lucas 19:10, Jesús declaró su propia misión de rescate, al decir: «el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido». La cruz y la resurrección se convirtieron en la expresión suprema de ese rescate, cuando Jesús cargó sobre sí mismo nuestros pecados y reconcilió con el Padre a todos los que creen en Él. Y ahora somos ¡rescatados!

Como seguidores de Cristo, tenemos el privilegio de participar con Él en la mayor misión de rescate.