¡Una gran noticia!
El artículo del periódico era breve pero conmovedor. Después de asistir a un programa cristiano sobre cómo fortalecer los lazos familiares, a un grupo de prisioneros se les dio la inesperada sorpresa de tener una visita abierta con sus familias. Algunos no habían visto a sus hijos durante años. En vez de hablar a través de un panel de vidrio, podrían tocar y abrazar a sus seres queridos. Las lágrimas brotaban mientras las familias se acercaban.
De la boca de los niños
Después de ver a Viola, de diez años, usando la rama de un árbol como micrófono para imitar a un predicador, Michele decidió darle a la niña la oportunidad de «predicar» durante una actividad de evangelización en una aldea. Viola aceptó. Michele, misionera en el sur de Sudán, escribió: «La multitud estaba fascinada […]. Una niña pequeña, que había sido abandonada, se paró con decisión delante de todos como hija del Rey de reyes y compartió sobre la realidad del reino de Dios. La mitad de la gente recibió a Jesús» (Michele Perry, Love Has a Face [La cara del amor]).
Deshacerse de la mala información
Hace poco, en un viaje a Nueva York, mi esposa y yo queríamos desafiar una noche con nieve y contratar un taxi para que nos llevara del hotel a un restaurante cubano. Después de ingresar los datos en la aplicación del servicio de taxis, tragué fuerte cuando vi en la pantalla el precio de nuestro corto paseo de unos cinco kilómetros: 1.547 dólares. Cuando me recuperé del susto, me di cuenta de que, por error, ¡había pedido un viaje a nuestra casa, a varios cientos de kilómetros de distancia!
El espíritu de fika
La cafetería en un pueblo cerca de mi casa se llama Fika. Esta palabra sueca significa tomarse un tiempo de descanso con un café y pastelería, acompañado siempre de familiares, compañeros de trabajo o amigos. No soy sueca, pero el espíritu de fika describe una de las cosas que más me gusta de Jesús: su costumbre de tomarse un descanso con otras personas para comer y descansar.
Quietud reverente
Mi vida suele ser frenética y ajetreada. Mientras corro de una cita a otra, devuelvo llamadas telefónicas y reviso ítems de mi aparentemente interminable lista de tareas. Un domingo, exhausta, me desplomé en la hamaca de nuestro patio trasero. Mi teléfono estaba adentro, al igual que mis hijos y mi esposo. Al principio, pensé en sentarme solo un momento, pero en medio de la quietud y sin distracciones, empecé a notar cosas que me invitaban a quedarme. Podía escuchar el crujido de la hamaca que se mecía, el zumbido de una abeja en una lavándula y el aleteo de los pájaros. El cielo estaba azul brillante y las nubes se movían con el viento.
Vivir en la historia de Dios
A Ernest Hemingway le pidieron que escribiera una historia fascinante en pocas palabras, y respondió: «Se vende: zapatos de bebé. Sin usar». Su historia es poderosa porque nos inspira a completarla con detalles. ¿Eran acaso los zapatos innecesarios para un niño sano? ¿O hubo una pérdida trágica; algo que requería el profundo amor y consuelo de Dios?
Nos sostiene de la mano
La niñita que andaba por la escalera un domingo en la iglesia era bonita, valiente e independiente. Aunque parecía tener apenas dos años, fue bajando los escalones uno por uno hasta el nivel más bajo. Su misión era bajar la escalera, y lo logró. Me sonreí mientras pensaba en la osada independencia de esta valerosa pequeña. La niña no tenía miedo porque sabía que su madre la vigilaba siempre y que extendía su mano para ayudarla. Esto describe perfectamente la disposición del Señor a ayudar a sus hijos mientras estos se abren camino entre las diversas incertidumbres de la vida.
Sacrificio vivo
Mi tía abuela tenía un trabajo apasionante en publicidad, y viajaba entre Chicago y Nueva York, pero por amor a sus padres, decidió dejar su carrera. Ellos vivían en otro estado, y necesitaban que alguien los cuidara. Sus dos hermanos habían muerto jóvenes en circunstancias trágicas, y ella era la única hija que les quedaba a mamá y papá. Para ella, servir a sus padres fue una forma de expresar su fe.
Enviarlo en una carta
Como a la mayoría de los niños de cuatro años, a Ruby le encantaba correr, cantar, bailar y jugar, pero empezó a quejarse de dolor en las rodillas. Sus padres la llevaron al médico, y el diagnóstico fue devastador: neuroblastoma (cáncer) grado 4. De inmediato, la internaron en el hospital.
Archívalos y sigue avanzando
Recuerdo un consejo sabio que me dio una vez un amigo que era locutor de radio. Al principio de su carrera, mientras luchaba por saber cómo manejar tanto las críticas como los elogios, sintió que Dios lo instaba a archivar ambas cosas. ¿Cuál es la esencia de lo que aprendió? Aprender lo que se pueda de la crítica y aceptar los elogios. Luego, archivar ambas cosas y seguir avanzando humildemente en la gracia y el poder de Dios.