De santos y pecadores
Antes de seguir los pasos de Juan el Bautista de vivir en el desierto, María de Egipto (c 344-421 d.C.) pasó su juventud en placeres ilícitos. En el clímax de su sórdida carrera, viajó a Jerusalén para tratar de corromper a los peregrinos, pero allí sintió la profunda convicción de su pecado, y después, vivió en arrepentimiento y soledad en el desierto. Su transformación radical ilustra la magnitud de la gracia de Dios y el poder restaurador de la cruz de Cristo.
Entender las pruebas de la vida
El padre de mi amiga recibió el temido diagnóstico: cáncer. Sin embargo, durante las quimioterapias, aceptó a Cristo como Salvador y, al tiempo, su enfermedad entró en remisión. Durante 18 maravillosos meses, estuvo sano, pero el cáncer volvió… y peor que antes. Aunque él y su esposa enfrentaron la situación con preocupación y preguntas, también lo hicieron con una profunda confianza en Dios por la forma en que los había ayudado a atravesarla la primera vez.
Plan jubilatorio de Dios
El arqueólogo Warwick Rodwell estaba por jubilarse cuando hizo un descubrimiento extraordinario en la Catedral Lichfield, en Inglaterra. Mientras los constructores excavaban cuidadosamente parte del piso para hacer una base retráctil, descubrieron una escultura del arcángel Gabriel, de unos 1.200 años de antigüedad. Los planes del Dr. Rodwell quedaron en suspenso, ya que su hallazgo lo lanzó a una nueva etapa de entusiasmo y actividad.
Disfrutar la belleza
La pintura captó mi atención. Exhibida en un largo pasillo de un hospital local, las figuras de los indígenas navajos en profundos tonos pastel hicieron que me detuviera. «Mira eso», le dije a mi esposo.
Lo que Dios ve
Temprano por la mañana, paso en silencio junto a una ventana, mirando el paraje natural detrás de nuestra casa. A menudo, veo un búho o un halcón posado en un árbol y vigilando la zona. Una mañana, me sorprendió encontrar un águila calva que se balanceaba erguida sobre una rama alta, observando el terreno como si todo el lugar le perteneciera. Es probable que estuviera buscando el «desayuno». Su mirada atenta al panorama parecía majestuosa.
No como ayer
Cuando nuestro nieto Jay era pequeño, sus padres le regalaron una camiseta para el cumpleaños. Se la puso de inmediato y la lució orgulloso durante todo el día. A la mañana siguiente, cuando apareció con la misma camiseta, su padre le preguntó: «Jay, ¿esa camiseta te hace feliz?».
Servir a los más insignificantes
El video mostraba a un hombre arrodillado junto a una autopista concurrida durante un incendio forestal fuera de control. Golpeaba las manos y le rogaba a algo que se acercara. ¿Qué era? ¿Un perro? Poco después, apareció un conejo en la imagen. El hombre recogió al asustado animalito y corrió a un lugar seguro.
Ver la luz
En las calles de Los Ángeles, un hombre sin techo que luchaba contra las adicciones entró en una misión de rescate para pedir ayuda. Así comenzó el largo recorrido de Brian para recuperarse.
Fuerza del segundo aliento
A los 54 años, participé de la maratón de Milwaukee con dos objetivos: terminar la carrera y hacerlo en menos de cinco horas. Mi tiempo habría sido asombroso si la segunda mitad del recorrido hubiese ido tan bien como la primera. Pero la carrera era extenuante, y el segundo aliento que esperaba nunca llegó. Cuando crucé la línea de llegada, mi paso firme se había tornado en una caminata dolorosa.
Limpieza total
No podía creerlo. Un bolígrafo de tinta azul se había escondido entre mis toallas blancas y había sobrevivido a la lavadora, pero explotó en la secadora. Había manchas azules horribles por todas partes. Mis toallas estaban arruinadas. No hubo blanqueador que pudiera de remover esas oscuras manchas.