No se me ocurrió que la alteración en el motor de mi automóvil y la lucecita amarilla de «chequear motor» en el panel realmente demandaran mi atención inmediata. Les resté importancia y dije que lo revisaría al otro día. Sin embargo, a la mañana siguiente, cuando di vuelta a la llave para encender el coche, no arrancó. Mi primera reacción fue de frustración porque sabía que esto significaría dinero, tiempo e incomodidad. Lo que se me ocurrió luego tuvo más que ver con una determinación: Tengo que prestarle atención a las luces de advertencia que están tratando de captar mi atención; pueden significar que algo anda mal.
En Joel 2:12-17, leemos que Dios usó al profeta Joel para instar a Su pueblo a prestar atención a la luz de advertencia en su panel espiritual. La prosperidad había hecho que Israel se volviera complaciente y negligente en su compromiso con el Señor. Su fe se había degenerado en un formalismo vacío, y la vida de los israelitas había caído en la bancarrota moral. Así que, Dios envió una plaga de langostas para arruinar las cosechas y captar la atención de Su pueblo, con lo cual hizo que este cambiara su comportamiento y se volviera a Él de todo corazón.
¿Qué luces de advertencia se encienden en tu vida? ¿Qué tiene que afinarse o repararse por medio de la confesión y el arrepentimiento?