La sabiduría es la hermosura de la santidad. Santiago dice que es razonable, comprensiva, perdonadora, pacífica, solícita, dispuesta a hacer visitas afectuosas, actos de cortesía, y a expresarse con amabilidad. Es humilde, transparente, sencilla, amable y esencialmente benigna (Santiago 3:17).
¿Dónde podemos encontrar sabiduría? Viene del cielo (1:5). Según Charles Spurgeon, «la sabiduría es una vida hermosa que solo puede surgir de la obra de Dios en nosotros».
De vez en cuando, es bueno preguntarse: ¿Estoy creciendo en sabiduría? Después de todo, la vida es inexorablemente dinámica. Con el tiempo, somos más dulces y más sabios, o nos volvemos más necios o unos cascarrabias amargados. ¿En qué estás convirtiéndote?
Nunca es demasiado tarde para empezar a crecer en sabiduría. Dios nos ama con tanto ardor e intensidad que puede librarnos de nuestra insensatez si nos entregamos a Él. Su amor puede convertir la naturaleza más complicada en un milagro de asombrosa belleza. Quizá duela un poco y lleve cierto tiempo, pero el Señor no se rinde en su deseo de transformarnos. Cuando se lo pidamos, su sabiduría comenzará a brotar en nosotros y a derramarse sobre los demás.
Tenemos esta promesa: «Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y [le] será dada» (Santiago 1:5).