Debido a la intensa actividad de mi esposa, a veces puede dedicarle solo un tiempo limitado por semana a cada uno de nuestros nietos. Sin embargo, cuando es posible, reorganiza sus horarios para pasar más tiempo con ellos; no por cumplir con su deber, sino porque los ama. Cuando la veo con ellos, entiendo qué significa la palabra deleite.
En el Salmo 119, David declara que la Palabra de Dios es su «delicia», y usa este término cinco veces (vv. 24, 77, 92, 143, 174). Además, agrega: «Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras. […] Y me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado» (vv. 16, 47). Las palabras del salmista, «me regocijaré», indican que es un acto deliberado. Sin embargo, no le resulta un carga deleitarse en la Palabra de Dios porque la ama. El estrecho vínculo de David con Dios le generaba un deseo de saber más sobre lo que su Amado quería decirle.
Asimismo, para que nosotros pasemos del deber al deleite en la Palabra de Dios, debemos fortalecer nuestra relación con Él. Cuando recordemos cuánto nos ama y nos valora, responderemos con amor y nos resultará un deleite pasar tiempo con el Señor. «¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación» (v. 97).