La idea de estar siempre preparados me recuerda al hombre que vivía al lado de nuestra casa cuando yo era niña. Cuando el Sr. Nienhuis llegaba, siempre estacionaba su automóvil marcha atrás en el garaje. Eso me resultaba extraño, hasta que mi madre me explicó que Nels era bombero voluntario. Si recibía una llamada, debía estar listo para salir rápidamente hacia la estación. Por eso, entraba marcha atrás.
Estar preparados es importante en muchísima áreas de la vida. «Si tuviera ocho horas para talar un árbol, dedicaría seis para afilar mi hacha», dijo Abraham Lincoln. Nos preparamos para una profesión estudiando. Contratamos un seguro por si tenemos un accidente automovilístico o se nos incendia la casa. Incluso, a veces nos preparamos para el final de la vida y hacemos un testamento a favor de nuestros seres queridos.
La Biblia nos dice que también debemos prepararnos espiritualmente. Lo hacemos al ponernos la armadura de Dios para protegernos de los ataques espirituales (Efesios 6:10-20), al preparar nuestra mente para vivir una vida santa (1 Pedro 1:13), al asegurarnos de estar siempre capacitados para responder las preguntas sobre la razón de la esperanza que tenemos (3:15) y para tener la certeza de que estamos listos para el prometido regreso de Jesucristo (Mateo 24:44).
¿Estás bien preparado para lo que te deparará el futuro? ¿Tienes dudas? Pídele al Señor que te ayude y te guíe.