Antonia buscaba lo que, en realidad, no estaba perdido y encontró lo que no buscaba. Por eso, un grupo de personas recibió un estímulo espiritual que tampoco esperaba.

Esta mujer, que lidera un estudio bíblico en una clínica de rehabilitación para adictos a las drogas y el alcohol, en Alaska, estaba buscando la licencia de conducir de su esposo. Mientras recorría los lugares donde él había estado el día anterior, fue a un hospital. La licencia no estaba allí, pero sí había un concierto coral de una escuela cristiana, y las canciones de adoración le tocaron el corazón. Entonces, le preguntó al director si podían cantar esa noche para su grupo. Como estaban disponibles, fueron y transmitieron esperanza, gozo y el amor de Dios mediante la música y con las conversaciones después del concierto a los que estaban tratando de recomponer sus vidas.

Ah… ¿y la licencia de conducir? La encontró en una silla, en su casa. Al parecer, la única razón de haber salido aquel día fue para que el Señor la guiara a oír a unos jóvenes que podían ayudar a su grupo de rehabilitación.

Cuando Dios nos guía (Proverbios 16:9), obra de maneras impredecibles. Incluso puede usar nuestros inconvenientes para gloria de Su nombre. Cuando enfrentemos algún aparente problema durante el día, quizá debiéramos buscar no solo lo que pensamos, sino también lo que el Señor tiene preparado para nuestra vida en ese momento.