Una vez, me puse a contar y descubrí que el Discurso de Gettysburg, de Abraham Lincoln, contiene menos de 300 palabras. Entre otras cosas, esto significa que no hace falta que las palabras sean muchas para que sean memorables.
Por esta razón, me gusta el Salmo 117. Se distingue por su brevedad. En 24 palabras (en realidad, solo 17 en el texto original hebreo), el autor dijo todo lo que tenía que expresar.
Alabad a Jehová, naciones todas; pueblos todos, alabadle. Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya.
¡Ah, esta es la buena noticia! En este salmo de alabanza se encuentra el mensaje para todas las naciones acerca de que la «misericordia» de Dios —Su amor pactado— se «ha engrandecido sobre nosotros» (v. 2).
Piensa en lo que significa el amor de Dios: Él nos amó antes de que naciéramos y nos seguirá amando después que muramos. Nada puede separarnos del amor de Dios que está en Cristo nuestro Señor (Romanos 8:39). ¡Su corazón es una fuente inagotable e incontenible de amor!
Cuando leo este breve salmo de alabanza a Dios, no puedo pensar en otro estímulo mayor para nuestra travesía que este recordatorio de Su misericordia. ¡Alabado sea el Señor!