Contarles a las personas acerca de Jesús puede ser bastante intimidante. Nos alegramos que alguien nos lo contara, pero nos echamos para atrás a la hora de contarles a los demás acerca de Él. ¿Por qué no compartimos nuestra fe de manera más deliberada? Probablemente la razón No. 1 es el temor. ¿Qué pasaría si alguien me pregunta algo que no puedo contestar? ¿Qué pasaría si la conversación se vuelve incómoda?

En una época, los primeros seguidores de Jesús también tuvieron miedo. Pero en el libro de Hechos, se volvieron valientes y comenzaron a hablar acerca de Jesús con gran osadía. Los seguidores del Camino del primer siglo estaban dispuestos a «ir de pesca» en pos de personas a pesar de los peligros inmediatos de la cárcel, la tortura, e incluso la muerte. Luego de que Pedro y Juan fueran liberados de la cárcel, les dijeron a sus amigos que los principales sacerdotes les habían mandado a no hablar más acerca de Jesús.

Habiéndose dicho eso, la gente comenzó a orar. Durante su tiempo de comunicación con Dios, tuvieron un momento en el que dijeron «¡Ajá!». Comenzaron a comprender que estaban en medio del cumplimiento de una profecía de primera línea. Pilatos, Herodes, y otros líderes eran actores en el plan que Dios estaba revelando para redimir al mundo.

Esta banda de seguidores de Jesús pensó que Dios había perdido el control cuando Jesús fue crucificado, pero ahora comenzaron a entender que todo esto era parte de Su plan que estaba revelando. La grandeza y la actividad de Dios estaban siendo cinceladas en sus corazones.

Nota que no oraron por protección y liberación, sino por osadía para hablar la Palabra de Dios. El resultado de su comprensión de la soberanía y la actividad de Dios no fue la parálisis ni la inactividad; fue la participación plena en Su historia de redimir al mundo, a pesar del peligro inmediato.

¿Cuándo fue la última vez que oraste por osadía para hablar las palabras de Dios a alguien quien todavía no era un seguidor de Jesús? Algunas veces olvidamos que Dios todavía sigue siendo Soberano y sigue estando activo en la historia humana, y que sigue invitándonos a participar en Su plan para decirle al mundo acerca de Su amor, gracia, y misericordia. —MW