Cuando era niña, me encantaban las reuniones familiares por las fiestas. Primos, tías, tíos, abuelos — observaban a los pequeños danzar por todas partes con luces de bengala el 4 de Julio, abrir regalos alrededor del árbol de Navidad, dejar el pavo limpio el Día de Acción de Gracias. Pero cuando papá decía que era hora de partir, la diversión terminaba. Era la hora de empacar nuestras cosas, treparnos al automóvil, y luchar por mantenernos despiertos todo el camino a casa. Era la hora de regresar a nuestro hogar, a nuestras vidas normales, a nuestro rincón familiar del mundo que por un tiempo parecería tan aburrido en comparación con la emoción de las fiestas.

 

Esdras, por el otro lado, estaba realmente emocionado con volver a casa. Él y su familia y amigos, sus paisanos, habían estado en el exilio durante años. Para algunos, esto era todo lo que siempre habían conocido. Pero él estaba seguro que Dios llevaría a Su pueblo a casa — y estaba listo. Esdras «había dedicado su corazón a estudiar la ley del SEÑOR, y a practicarla, y a enseñar sus estatutos y ordenanzas en Israel» (Esdras 7:10).

 

Esdras sabía que su pueblo había estado lejos de su lugar de adoración por mucho tiempo y que necesitaría ayuda para volver a estar en contacto con sus prácticas espirituales. Así que estudió las Escrituras. Se aseguró de saber lo que Dios esperaba cuando a Su pueblo se le permitiera volver a casa. Conocía la ley de Dios tan bien que podía enseñarle a los demás.

 

Incluso el rey Artajerjes, su rey pagano durante el exilio, sabía que Esdras era un hombre de Dios y reconocía el valor de la ley de Dios. Él escribió: «Por cuanto eres enviado . . . para investigar acerca de Judá y de Jerusalén conforme a la ley de tu Dios que está en tu mano» (v.14).

 

¿Estás lejos de casa — lejos de donde Dios quiere que estés espiritualmente? ¿Los deseos, preguntas, tentaciones te han llevado lejos? ¿Estás listo para ir a casa?

 

Regresa a Su Palabra. Descubre lo que Él espera de ti. Regresa a tu deseo por conocerlo. Él te llevará a casa — un lugar infinitamente mejor que el lugar en el que te encuentras ahora. —TC