Algo asombroso está sucediendo en Camboya. Sin embargo, para apreciar totalmente lo que está pasando, tenemos que hacer un viaje al pasado.

Entre 1975 y 1979, al menos un millón de ciudadanos camboyanos perdieron la vida a manos del temido Khmer Rouge.

La fuerza guerrillera comunista, liderada por el infame Pol Pot, gobernó el país con implacable fuerza durante esa época. La matanza cesó sólo cuando los vietnamitas invadieron Camboya y obligó a un remanente derrotado del Khmer Rouge a internarse en la selva.

¿Por qué Pol Pot acabó de manera tan despiadada con tantas vidas inocentes? Él quería eliminar la religión. Pensaba que era una superstición y un obstáculo que debía vencerse de manera violenta.

Por eso es tan asombroso lo que está pasando en Camboya hoy. El otoño pasado, un titular en el periódico londinense The Guardian decía: El Khmer Rouge acepta a Jesús. El artículo informaba que «al menos dos mil» soldados del Khmer Rouge «ahora adoran a Jesús.» Se citaron las palabras de un hombre llamado Thao Tanh, «Cuando era soldado hice cosas malas; . . . estábamos siguiendo órdenes y pensábamos que era lo correcto a hacer . . . leí la Biblia, y sé que me liberará del peso de los pecados que he cometido.»

¿Qué fue lo que cambió el corazón de tantos antiguos soldados despiadados? Jesús. El Espíritu Santo abrió sus ojos a la realidad del Hijo de Dios y de lo que hizo por ellos en la cruz. Personas como Thao fueron transformadas espiritualmente cuando se arrepintieron y creyeron.

En los albores de la iglesia primitiva, cuando el apóstol Pedro estaba predicándole a una multitud en Jerusalén, les dijo la verdad de Jesús, y las personas fueron «compungidos de corazón» (Hechos 2:37). ¡Unos tres mil nuevos creyentes en Jesús nacieron ese día! Las personas se arrepintieron y creyeron. Vidas fueron transformadas.

Puede que el mundo trate de negar el poder y el efecto del mensaje de Jesús. Pero la historia —tanto antigua como moderna— revela el asombroso legado de las buenas nuevas. —TF