¿Cómo determinamos la naturaleza de lo que nos sale al encuentro? ¿Sabemos siempre si se les puede llamar buenas o malas a las circunstancias de la vida? Tu automóvil se avería y te encuentras ante un terrible inconveniente justo antes de haber planeado hacer un viaje por carretera. Pero cuando llevas el vehículo al mecánico, éste te dice, «Qué bueno que no llevó este aparato a la carretera. Podría haberse incendiado.»

¿Podría ser que Dios te hubiera estado protegiendo? Tu hija decide no seguir con los sueños que tenías para él, y va en busca de intereses que no son nada interesantes para ti. Tú querías que jugara básquetbol y que hiciera atletismo. Ella quiere cantar y tocar el óboe. Te sientes frustrado, pero ella sobresale y termina con una beca en música.

¿Podría ser que Dios la hubiera estado dirigiendo? Tus parientes enfrentan un conflicto que no fue obra tuya — y te ves arrastrado en medio de él. Tu corazón está destrozado por acusaciones que te vuelan al encuentro a pesar de tu inocencia. Resolver el asunto es difícil y toma mucho tiempo, pero inocencia. Resolver el asunto es difícil y toma mucho tiempo, peroal final se restablece la paz.

¿Podría ser que Dios te hubiera estado preparando para algún ministerio de apoyo empático a otras personas que se encuentran en situaciones de tribulación?

Algunas veces es difícil ver cómo Dios está obrando. Sus misterios no siempre nos revelan sus secretos. El paso de nuestro andar diario a menudo se ve aminorado o redirigido por desvíos que no son obra nuestra, y nos preguntamos por qué. Sin embargo, al viajar por dichos desvíos, tal vez Dios nos está mostrando una nueva ruta para nuestras vidas.

Si declaramos que esos viajes indirectos son malos sin esperar a ver la obra de Dios, le estamos diciendo que no confiamos en Él en absoluto — que Él no sabe lo que está haciendo.
La única manera de asegurarnos que aprendemos, crecemos, y nos beneficiamos de lo que parece ser malo es seguir confiando en Dios a pesar de nuestros sentimientos — confiando que en Su sabiduría, lo que se ve mal puede convertirse en algo bueno. —JDB