Mi esposa y yo tenemos una relación grandiosa —pero no siempre nos comprendemos totalmente. Por ejemplo, para ella es un gran misterio cómo es que puedo pasarme la tarde viendo un partido de béisbol entre dos equipos que están a 20 partidos para llegar al primer lugar, quedando tan sólo cinco partidos por jugarse en la temporada. Y a pesar de mis mayores esfuerzos, no puedo entender el misterio de salir de compras — cómo puede ella pasar horas mirando filas interminables de ropa colgada. Amar a alguien no significa que tenemos que entenderlo o entenderla completamente.
Eso es una buena noticia para todos, porque no existe manera alguna en la que siquiera podamos comenzar a captar los misterios de Dios. Algunas veces, Él hace cosas que nos dejan absolutamente de una pieza, porque parecen tan inexplicables.
En nuestra manera de pensar finita y egocéntrica, no podemos comenzar a saber por qué Dios permite el sufrimiento, por qué Dios permite que niñitos y adolescentes inocentes mueran, por qué Dios no actúa cuando líderes malvados llegan al poder y hieren a su propio pueblo, o por qué a los desastres naturales se les permite causar estragos. Algunas personas ven estas situaciones y le vuelven la espalda a Dios — asumiendo que su conocimiento finito es mejor que Su sabiduría infinita.
Pero hay otra manera de ver esto. Si pudiéramos entender a Dios —si Él no fuera más que un humano glorificado sin mayor conocimiento que el del humano más inteligente— ¿dónde estarían el respeto reverencial, la majestad, la visión trascendental del Todopoderoso? Una de las mejores razones para creer que Dios es tan grande es que simplemente no lo podemos entender.
Tal vez el apóstol Pablo lo expresó de la mejor manera cuando escribió, «¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA?» (1 Corintios 2:16). Estaba citando a Isaías, quien también hizo la pregunta retórica, «¿A quién pidió consejo y quién le dio entendimiento?» (Isaías 40:14).
Sí, los caminos de Dios son misteriosos. Es grandioso confiar en Aquél que lo sabe todo de principio a fin. Aun cuando no entendamos — podemos confiar. —JDB