Tengo un amigo que tiene una serie de problemas. De hecho, en estos momentos parece como si hubiera cadenas alrededor de su bienestar físico, emocional y desde el punto de vista de las relaciones. Me he sentido destrozado al escuchar sus historias de abuso, frustración y oraciones aparentemente sin respuesta.

Nos reunimos con regularidad para orar por sus problemas. Por un tiempo cuestionó a Dios enojado, pero ha llegado a darse cuenta de que Dios lo ama y que siempre ha estado con él en su dura prueba. A medida que las capas del problema se levantan, también se levanta el dolor. Pero aún hay mucho camino por recorrer.

Sin embargo, recientemente ocurrió algo bello. En vez de suplicarle a Dios respuestas, ayuda y alivio, mi amigo y yo pasamos un tiempo dándole gracias. Dejamos que nuestras mentes se explayaran libremente en cuanto a cosas qué agradecer, comenzando por los alimentos en nuestros refrigeradores y las ropas que llevábamos puestas. Agradecimos a Dios por nuestras esposas, amigos y familias, por el aire fresco, el colorido paisaje, las olas del mar, el cielo azul, por tener trabajos que valen la pena y por las nuevas oportunidades que recibimos. Agradecimos a Dios por nuestros autos (con todo lo viejos que están), nuestros saldos en el banco (con todo lo reducidos que están), y por logros recientes, como tesis culminadas. Agradecimos a Dios por su carácter amoroso y perdonador, y por el acto expiatorio de Jesús en la cruz. Dimos gracias a Dios hasta que no pudimos pensar en nada más por qué dar gracias. Luego nos detuvimos… y cambiamos.

Ese día aprendimos una lección. Con nuestras mentes llenas de agradecimiento, muy poco era el espacio que había quedado para los problemas que nos habían envuelto por semanas. Durante esa extensa sesión de acción de gracias, nuestros corazones percibieron la presencia del Espíritu y nuestras mentes fueron renovadas contemplando todo lo que era verdadero, puro y que merece elogio (Filipenses 4:8).

No hay límites a la acción de gracias. Podemos agradecer a Dios:
•  cuando estamos pidiendo algo (Filipenses 4:6).
•  cuando contesta nuestras oraciones (Lucas 17:11-19)
•  por Su naturaleza fiel (Salmo 100)
•  en toda circunstancia (1 Tesalonicenses 5:18)
La acción de gracias es una ayuda segura en medio de los problemas.  —SV