Cerca del final de El león, la bruja y el armario, los leales súbditos de Aslan, el rey de Narnia, libran una desesperada batalla por vencer a la bruja y a su malvado ejército. Rumblebuffin, un gigante amoroso y gentil, recibe la orden de parte de Aslan de irrumpir a través del gran portón del castillo de la bruja perversa. Luego de un extenuante esfuerzo, la vía de entrada queda libre. En un intento por limpiarse la frente sudorosa, el gigante agarra inadvertidamente a Lucy, confundiéndola con un pañuelo. Luego, el benevolente gigante se disculpa ante la asustada pequeña.
A través de los siglos, los gigantes han disfrutado de un lugar especial en los cuentos de hadas. Ya sea que se trate de Jack y las habichuelas mágicas que burla a un gigante malvado, o de un gigante bueno que viene al rescate, estos seres colosales nos llenan de sobrecogimiento y asombro.
A través de los años, el término giganteha abarcado diferentes significados. Algunas veces se usa para describir a una persona de intelecto o valor extraordinarios que ha logrado grandes hazañas.
Uno de estos genios fue Sir Isaac Newton, el físico del siglo XVII. Sus observaciones de las leyes del movimiento finalmente contribuirían a nuestro éxito en los vuelos espaciales. Siendo creyente en Jesús, Newton reconoció su éxito gracias a aquellos que lo habían precedido: «Si he podido ver más lejos, es porque estuve sobre los hombros de gigantes.»
Los que no aprenden de los que los han precedido siempre serán cortos de vista. Cuando Dios ordenó a Josué que guiara a los israelitas a entrar en la Tierra Prometida, Josué recordó el estilo de liderazgo único de Moisés. Lo había observado durante 40 años. Tal vez se hacía a menudo la pregunta: «¿Qué haría Moisés?». Pero había llegado el momento de que Josué continuara en un «vuelo solitario».
Podía tener el valor para hacerlo porque Dios había prometido estar con él así como había estado con Moisés.
Josué tenía la perspectiva única de estar sobre los hombros de Moisés. Pero sería su propio caminar con Dios lo que sostendría la misión de su vida. ¿Sobre los hombros de quién estás tú? —DF