Ami hijo Steve le encanta entretenerse trabajando en su automóvil. Lo está «adornando», como dice, con toda clase de luces y accesorios adicionales. Le ha puesto una luz de neón debajo del tablero, y luces en los pernos de la placa, e incluso una delgada línea de luces en la caja de cambios.
Un día estaba moviendo algunos alambres por allí para conectarlos a una radio de banda ciudadana. Cuando estaba trabajando en ello, le comenté que escuchaba un ruido raro, un ruido que sonaba como un zumbido sordo. Steve (quien es consciente de que yo sé tanto de autos como él sabe de escribir libros), me aseguró que el sonido venía de afuera. Él es el experto, así que calculé que era el matainsectos del vecino u otra cosa.
Un par de horas después, Steve me pidió que saliera y viera sus últimos aparatos. Cuando fue a quitar los botones de trenca y a encenderlo todo, no pasó nada. Ese zumbido sordo había provenido de algo a lo que Steve le había hecho el puente por accidente y había descargado la batería. Había conectado un alambre al lugar equivocado y eso le costó energía.
¿Alguna vez te ha pasado eso? Ahora no estoy hablando de automóviles. Estoy hablando de ti. Y de mí. Algunas veces nos conectamos a las cosas equivocadas en la vida y todo lo que éstas hacen es quitarnos nuestra energía o poder y descargar nuestras baterías espirituales hasta dejarlas totalmente vacías.
Por ejemplo, ¿qué sucede cuando conectamos nuestros alambres a un espíritu de pelea y de queja? Nos agota a la velocidad del rayo. O si vamos tras cosas que no son piadosas. Cuando eso sucede, la pérdida de poder en nuestra vida espiritual es súbita y devastadora.
Triste decirlo, pero algunas veces nos conectamos a cosas que nos quitan nuestro poder en vez de conectarnos a «la extraordinaria grandeza del poder» de Dios. Ese es el poder que fluyó a través de Jesús y lo resucitó de entre los muertos. La Biblia dice que ese poder está a nuestra disposición. Es «conforme a la eficacia de la fuerza de(l) poder (de Dios)» (Efesios 1:19-20), y nunca nos dejará impotentes.
¿Estás conectado a Jesús a través de la oración, la comunión, y las potentes enseñanzas de la Biblia? Si no lo estás, se te va a descargar la batería. –JDB