¿Quién es el evangelista más grande y eficaz que haya existido jamás? ¿Billy Graham? ¿George Whitefield? ¿Pablo? No. El mejor evangelista que haya existido jamás es Dios mismo.  Muy bien, puede que la mitad de los lectores de este artículo esté pensando: Una pregunta difícil. La otra mitad está lidiando con el concepto de Dios como autoevangelista. Déjenme ayudar al segundo grupo.

Comprueben cómo el Salmo 99:3-4 describe a Dios: Él es santo, Él ama la justicia, Él estableció equidad, y Él ha hecho lo que es justo y recto. Dios usa la verdad acerca de Sí mismo en la vida de las personas para cambiar sus corazones..

¿Cómo pueden aprender acerca de Él? A través de nuestras palabras. Sin embargo, muchas veces nuestro evangelismo trata de nosotros: de nuestra iglesia, de nuestra biografía, de nuestra palabras. Sin embargo, muchas veces nuestro evangelismo trata de nosotros: de nuestra iglesia, de nuestra biografía, de nuestra personalidad. Evangelizamos las buenas nuevas de nosotros mismos más que de Dios.

A menudo pensamos que algún orador eficaz o algún programa de multimedios de alta tecnología gana a las personas para Jesucristo. Esas son herramientas grandiosas y debemos esforzarnos por alcanzar la excelencia en nuestras presentaciones del evangelio. Aunque también debemos reconocer que el poder reside en el evangelio, no en nuestra presentación del mismo.

Debemos estar agradecidos de que Dios haya hecho un trabajo tan grandioso al demostrar que Su manera de hacerlo es mejor. Tampoco es un evangelista silencioso. En el Salmo 99:6-7 vemos que habló con Moisés, Aarón y Samuel. Le habla a la gente hoy, compartiendo sus buenas nuevas: a través de la Biblia y a través de su Santo Espíritu. Si confiamos en que Él «lleve la gran carga» del evangelismo, el proceso es mucho más fácil y eficaz.

Trata de responder esta pregunta: ¿Cuál es el equipo evangelizador más grande y eficaz que jamás haya existido? Tú y Dios, por supuesto. De acuerdo, Él recibe el mayor crédito por eso pero ese fue siempre el plan.  –JC