El Nautiluses un submarino de los Estados Unidos que se sumergió en las heladas aguas de Alaska el 1º de agosto de 1958. El Comandante William Anderson guió el submarino y su tripulación bajo la capa de hielo del Ártico a una profundidad de unos 167 metros. Un hielo sólido que tenía entre 3 y 16 metros de espesor, mantuvo al Nautilusalejado del aire fresco y de la luz solar. Dos días más tarde, el submarino y los 116 hombres abordo salieron a la superficie. Fueron los primeros en llegar al Polo Norte… desde abajo.
La mayoría de la gente nunca tiene experiencias como esas abordo del Nautilus. Pero no se necesitan 16 metros de hielo sólido para que nos sintamos confinados por circunstancias impenetrables. A veces todo lo que se necesita es una agenda muy apretada, una tentación persistente, o una pérdida demasiado pesada dellevar.
Pablo y Timoteo se sintieron abrumados por las dificultades. Se sentían «abrumados sobremanera, más allá de nuestras fuerzas» (2 Corintios 1:8). Pero Pablo sabía tres cosas que lo ayudaron a pasar por esas experiencias.
•Esto sucedió «a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios» (v.9). Cuando estás sumergido en épocas difíciles, puede ser tentador alejarse de Dios y tratar de salir a la superficie por cuenta propia. Sin embargo, esos son los momentos en que más necesitas apoyarte en Dios.
•Dios «nos libró de tan gran peligro de muerte y nos librará» (v.10). El viaje del Nautilusal Polo Norte no era su primera misión. El submarino había batido varias otras marcas antes de sumergirse El submarino había batido varias otras marcas antes de sumergirse bajo el hielo. Piensa en las épocas en que Dios te guió en medio de tiempos difíciles. ¿No puede hacer lo mismo por ti otra vez?
•«Cooperando también vosotros con nosotros con la oración» (v.11). Ya sea que te des cuenta o no, alguien está orando por ti: uno de tus padres, un amigo, un profesor o compañero de trabajo. Hasta Jesús y el Espíritu Santo están orando por ti hoy (Romanos 8:26; Hebreos 7:25).
Cuando te sientas sumergido más que de costumbre, nunca es demasiado frío ni demasiado oscuro como para que Dios te alcance. Búscalo hoy. —TC