Cuando Dave y Joy Mueller sintieron que Dios los instaba a mudarse a Sudán como misioneros, todo lo que sabían es que iban a ayudar a construir un hospital en ese país arrasado por la guerra. ¿Cómo podían saber que habría cabras en su futuro?
Joy comenzó a trabajar con las mujeres y descubrió que muchas de ellas eran viudas por causa de la devastadora guerra civil y que no tenían manera de ganarse la vida. Así que, tuvo una idea. Si pudiera entregarle tan sólo una cabra preñada a una mujer, esta tendría leche y una fuente de ingresos. A fin de mantener el programa activo, la mujer le devolvería el cabrito recién nacido a Joy, pero todos los demás productos provenientes de la cabra se utilizarían para apoyar a la familia de la mujer. El cabrito finalmente iría a otra familia. El regalo de las cabras dadas en el nombre de Jesús cambió las vidas de numerosas mujeres sudanesas, y abrió la puerta para que Joy compartiera el evangelio.
¿Qué tienes tú en vez de aquellas cabras? ¿Qué puedes dar u ofrecer? ¿Tal vez llevarle en tu automóvil? ¿Ofrecerte a trabajar en su jardín? ¿Proveerle de algún recurso material?
Como creyentes en Cristo, debemos ocuparnos de las necesidades de los demás (1 Juan 3:17). Nuestros actos de amor revelan que Jesús vive en nuestros corazones; por ello, darles a aquellos que tienen necesidad puede ayudarnos a compartir con otros acerca de Él.