El Vals de la bella durmiente, La obertura de 1812 y El ballet cascanueces fueron todos parte de la música de mi niñez.
Algunas veces nos contaban historias o, como en el caso de Tubby la tuba, y Pedro y el lobo, nos mostraban a mis hermanas y a mí a los sonidos de diferentes instrumentos. En su deseo por transmitirnos su amor por la música, mis padres usaban este método de enseñanza. ¡Y funcionaba! Entretejer los cuentos clásicos con melodías clásicas tuvo un poderoso impacto sobre nosotras.
Cuando queremos transmitir información importante a un niño, a menudo la mejor manera es a través de una historia, porque así el niño la entiende y la disfruta más fácilmente. Contarles a los niños las historias de la Palabra de Dios es de importancia crucial, porque la verdad perdurable de la Biblia puede moldear el carácter y mostrar las consecuencias de las acciones (1 Corintios 10:11). Las semillitas de la fe pueden cultivarse en suelo fértil y ayudar a los niños a ver cómo Dios ha obrado en las vidas de Sus seguidores a lo largo de toda la historia. Los relatos bíblicos también muestran cómo Dios está íntimamente involucrado en nuestras vidas.
Lo que hemos visto que Dios hace por nosotros y lo que ha hecho por Su pueblo a lo largo de la historia debe transmitirse a la siguiente generación (Deuteronomio 11:1-21). Su futuro depende de ello. Enséñaselo bien a tus hijos.