Los residentes de la villa de Virfu Cimpului, Rumanía, testificaron algo extraño en la primavera del año 2002. Un hombre que tenía la conciencia sucia se ató una pesada cruz de madera a suespalda, se cosió los labios, y se colocó en la cabeza una corona hecha de alambre de púas.

El hombre quería ser perdonado por robar madera de un bosque cercano a su casa. Así que llevó la cruz por toda la villa hasta la estación local de policía. Al llegar allí, los oficiales lo arrestaron y lo multaron por cometer «delitos contra el orden público».

El rumano de 36 años sencillamente quería que se le perdonara su pecado. Es evidente que la culpa pesaba más sobre él que la cruz que llevaba sobre la espalda. Sin embargo, Dios no requería sus acciones. No formaban parte de su plan para lo que hacemos con nuestraculpa.

En 1 Pedro leemos: «Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez…» (3:18). Él toma el castigo por nuestros pecadosy restaura nuestra relación con Dios cuando recibimos su regalo de salvación.

El perturbado ladrón de madera en Rumanía trató de castigarsepor sus pecados. Trató de «ser Dios». Puede que nosotros hagamos lo mismo a veces.

¿Alguna vez te maltratas mentalmente por un pecado que Dios ha perdonado, un pecado que has confesado y del que te has alejado? ¿Te han llevado el peso y la culpa de pecados pasados a hacer «buenas obras» para tratar de parecer mejor a los ojos de Dios?

No es necesario. Nunca podemos hacer suficiente para ganar elperdón de Dios. Simplemente lo recibimos por gracia por medio de la fe (Efesios 2:8). A través de Jesús, todos nuestros pecados —pasados,presentes, futuros— fueron clavados en la cruz una vez.

Cuando pecamos deberíamos afligirnos. Pero cuando nos hemos arrepentido de veras y nos hemos alejado de nuestro pecado, debemos dejarlo en la cruz de Cristo y no tratar de crear nuestra propiacruz.

Si tu conciencia te está molestando por pecados que ya has llevado a Dios y de los que te has alejado, esa es una cruz que no deberí-as estar llevando. Dios te ha perdonado. Al pie de su cruz, deja quetu conciencia experimente la paz.  —TF