Cuando la teoría de la evolución de Darwin fue introducida enlos años de 1800, muchos científicos estaban deseosos de aceptarla. Por un lado, había un movimiento filosófico que veía a la religión como una fabricación de personas de mente débil que necesitaban creer en un complejo conjunto de mitos. El intelecto moderno, decía, ya no necesitaba la fe.

No sabíamos tanto entonces como sabemos hoy día. Nuestra comprensión del macrocosmos (el espacio) ha aumentado muchísimo por medio de los vehículos espaciales y el telescopio Hubble. Nuestro conocimiento del microcosmos (el mundo visto a través de potentes microscopios) también ha aumentado enormemente. Cada nuevo descubrimiento acumula evidencia adicional de un diseñador inteligente. Los creyentes en Cristo saben que el Diseñador es Dios.

Considera una asombrosa evidencia: la célula humana. En los días de Darwin, la célula se consideraba simplemente una gota de proto-plasma. Hoy sabemos que no es así. Bruce Alberts, presidente de la Academia Nacional de Ciencias, dice: «La célula entera se puede ver como una fábrica que contiene una elaborada red de líneas de ensamblaje entrelazadas, cada una de las cuales está compuesta de un conjunto de grandes máquinas de proteína.» Alberts describe nuestras células como mecanismos complejos. En la superficie hay sensores, puertas, bombas y marcadores de identificación. Por dentro, las células están llenas de generadores microscópicos de energía, talleres y unidades de reciclaje. Unos «monorrieles» microscópicos llevan los materiales de un sitio de la célula a otro.

Bacterias diminutas como la E. coli tienen «motores fuera de borda»(flagelos) con motor reversible, eje de transmisión, una junta U y una hélice que se mueve a 17.000 rpm. Entre los biólogos que estudian estas células espectaculares ha surgido un término nuevo: diseño inteligente. Dicen que se necesitó un creador de un genio increíble para crear células microscópicas complicadas y ponerlas en movimiento. Nunca podrían formarse por casualidad.

Nosotros sabemos que el genio creativo es Dios. Él creó todas las cosas con su Palabra poderosa (Juan 1:1-3). Más y más biólogos y otros científicos están empezando a reconocer este diseño inteligente.—DCE