Los políticos quieren ver lo que hay en tu mochila. Están pesando y sobrepesando cuánto puede soportar tu espalda. En los Estados Unidos, casi 5.000 estudiantes tienen que ir a las salas de emergencia todos los años debido a lesiones relacionadas con mochilas que cargan en las espaldas. Un legislador de Nueva Jersey dice: «Yo estuve en el ejército, y estos niños cargan mochilas más grandes que las que cargábamos nosotros. Estos niños están jorobados.
Es bueno que los políticos se preocupen por nuestras espinas dorsales. Pero hay un problema de peso mayor que todos tenemos: el peso de la tentación. ¿Qué tentación sientes hoy? ¿Mentir? ¿Hacer trampa? ¿Perder el tiempo en el trabajo? ¿Mirar fotos pornográficas en la Internet?
Dios conoce bien este problema de peso. Y te está dando la manera de aligerar la carga. Todo lo que tienes que hacer es reconocerlo. Pero si estás jorobado, bajo el peso de la tentación, tal vez te resulte difícil mirar hacia arriba y ver la salida.
En una carta a la iglesia de Corinto, Pablo recordó al pueblo las veces que Israel había cedido a la tentación. La gente pensaba que estaba bien y firme (1 Corintios 10:12). No reconocían los peligros.
Así que el primer paso es aprender a reconocer cuando la tentación llama a la puerta. No permitas que te acostumbres tanto al peso que ni siquiera notes la presión.
Luego, recuerda que otras personas también han sentido los tipos de tentación que te están pesando. «No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres» (v.13). Hasta Jesús «ha sido tentado en todo como nosotros» (Hebreos 4:15). No eres el único.
El tercer paso es el más emocionante: «con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla» (1 Corintios10:13). Dios quiere que aprendas a decir: «No, no tengo que ceder al pecado. ¿Cuáles son mis opciones?
Siempre hay una alternativa al pecado, siempre hay algo que puedes hacer en vez de pecar. Levántate bajo el peso de la tentación y busca el camino que Dios quiere que tomes. No te quedes jorobado.—TC