¿Alguna vez trataste de pescar sin anzuelo? ¿De manejar tuauto sin gasolina? ¿De sacar una A sin asistir a clases? ¿Deactuar perfectamente en tu primera cita de amor? ¿De jugarMonopolio en 15 minutos? ¿De correr un kilómetro y medio en 3minutos? ¿De pasar la noche en vela sin estar cansado al otro día?Estoy hablando de hacer lo imposible, de intentar algo que senci-llamente no se puede hacer.
Si en algo te pareces a mí, probablemente hayas intentado loimposible en el ámbito espiritual. Me refiero a esos momentos en quehemos tratado de vivir la vida cristiana en nuestra propia fortaleza.Por ejemplo, cuando hemos intentado testificar a alguien sin pedir alEspíritu Santo que nos ayude; cuando hemos tratado de «sentirnosmás cerca» de Dios por nuestros propios esfuerzos y no buscando lacomunión del Espíritu para que nos guíe; cuando hemos leído laBiblia como si fuera un libro de texto y no la carta inspirada por Diosque es.
Jesús advirtió a los creyentes de Jerusalén que no intentaran loimposible. Poco tiempo antes de ascender al cielo, dejando a susseguidores solos por primera vez, les dijo que no quería que fueran aninguna parte en su nombre hasta que Él les enviara ayuda. Ellos nodebían empezar a proclamar el evangelio hasta que el Espíritu Santodescendiera para darles poder. ¡Imagínate el lío que hubieran armadosi lo hubieran intentado solos!
Si te fijas en todo lo que el Espíritu Santo hace por nosotros veráspor qué los discípulos tenían que esperar:
• Da vida (Juan 6:63; 2 Corintios 3:6).
• Nos guía a toda la verdad (Juan 16:13).
• Nos ayuda en nuestra debilidad (Romanos 8:26).
• Produce fruto en nuestras vidas (Gálatas 5:22,23).
¡Y mucho más!
No es de extrañar que Jesús dijera a sus seguidores en Jerusalénque no se movieran hasta que el Espíritu Santo viniera. Cualquierotra cosa hubiera sido intentar lo imposible.
Antes de hacer ningún movimiento espiritual hoy, pídele alEspíritu que te ayude. Él está ahí mismo contigo ya, de modo que¿por qué no lo dejas obrar? —JDB