No se puede servir al Maestro y a MasterCard al mismotiempo.» Eso es lo que dice C. Vernie Russell, pastor de laiglesia Mount Carmel Baptist Church de Norfolk,Virginia. Y su congregación está haciendo algo al respecto.
Todos los meses, la iglesia tiene un «reavivamiento para liquidardeudas», en el cual los miembros pagan las deudas económicas de losmiembros endeudados.
Los que reciben ayuda tienen que haber sido miembros durante almenos un año, y se espera que contribuyan a futurosreavivamientos. Y ellos, junto con otros 1.000 más de la iglesia,destruyen sus tarjetas de crédito cortándolas con tijeras. Durante unode esos reavivamientos, los miembros dan hasta que las deudas desus amigos estén saldadas.
¡Vaya! Uno podría verse tentado a buscar una iglesia así porrazones obvias. Pero los reavivamientos forman parte de unaestrategia más amplia para enseñar a los miembros sobre los peligrosde la deuda de tarjetas de crédito. El pastor sabe que las deudaspueden hacer que la gente haga cosas desesperadas.
En 2 Reyes 4:1-7, la viuda de un profeta estaba desesperadaporque su acreedor venía a llevarse a sus dos hijos como esclavospara cobrarse su deuda. (Eso hace que el 20% anual se vea bienrazonable.)
Si tienes deudas, tal vez estés buscando intervención sobrenatural.La actitud de la generosa congregación de la iglesia Mount CarmelBaptist parece un milagro, así como fue sobrenatural la fuentesurtidora de aceite de Eliseo.
Sin embargo, para la mayoría de nosotros, la intervención divinaes tan sencilla como las lecciones que la Biblia enseña. En toda suPalabra, Dios nos enseña principios económicos que nos mantendránalejados de la extravagancia irresponsable y libres de deudas.
Por muy generosos que sean los de la citada congregación deVirginia, el pastor preferiría enseñar la prevención antes que tenerque proporcionar una cura. Tal vez tengas deudas. Pero aprende delos errores de los demás y no te metas en más líos.
Deja que el Maestro te enseñe a lidiar con «MasterCard». En vez deser esclavo del crédito obtendrás una «Visa» para la libertadeconómica. —JC