En el norte de Tailandia, el equipo juvenil de fútbol Wild Boars decidió explorar una caverna. Después de una hora, quisieron salir, pero descubrieron que la entrada estaba inundada. Día tras día, al crecer el agua, esta los iba introduciendo cada vez más en la cueva, hasta que quedaron atrapados a más de cuatro kilómetros de la salida. Dos semanas más tarde, cuando fueron heroicamente rescatados, muchos se preguntaban cómo habían quedado tan desesperadamente atrapados. ¿La respuesta? Paso a paso.
En Israel, Natán confrontó a David por haber asesinado a su leal soldado Urías. ¿Cómo el hombre «conforme [al] corazón [de Dios]» (1 Samuel 13:14) llegó a ser culpable de asesinato? Paso a paso. David no fue de la nada al asesinato de la noche a la mañana, sino que todo ocurrió con el tiempo, con una mala decisión tras otra: una segunda mirada seguida de lujuria, de abuso de poder, de encubrimiento y de engaño. Cuando Urías rehusó ir a estar con su esposa mientras sus camaradas estaban en guerra, David decidió que debía morir (leer 2 Samuel 11).
Quizá nosotros no seamos culpables de asesinato ni estemos atrapados en una cueva autoimpuesta, pero sí vamos camino hacia Jesús o hacia las dificultades. Los problemas no surgen de un día para otro; nos destruyen gradualmente: paso a paso.