Elisa luchó mucho tiempo con la adicción a las drogas. Cuando se recuperó, quiso ayudar a otros, en agradecimiento. Entonces, empezó a escribir notas y a colocarlas de forma anónima en diferentes lugares de la ciudad donde vivía. Las ponía debajo de limpiaparabrisas de autos y en postes de parques. Antes, ella buscaba señales de esperanza; ahora, las coloca para que otros las encuentren. Una de sus notas terminaba diciendo: «Con mucho amor. Hay esperanza».
Esperanza con amor; esto es lo que da Jesús. Nos brinda su amor con cada nuevo día y nos fortalece con esa esperanza. No nos da su amor racionado, gota a gota, sino que este fluye abundantemente de su corazón y lo derrama sobre nosotros: «el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado» (Romanos 5:5). Él desea utilizar las dificultades para que desarrollemos perseverancia y carácter, y para darnos una vida de satisfacción y llena de esperanza (vv. 3-4). Además, aun cuando estemos alejados de Él, nos sigue amando (vv. 6-8).
¿Estás buscando señales de esperanza? El Señor nos da esperanza con amor al invitarnos a profundizar nuestra comunión con Él. Nuestra esperanza de una vida plena se funda en su amor inalterable.