Esperanza en la oscuridad
Según una leyenda, Qu Yuan era un funcionario sabio y patriota del gobierno chino, que vivió durante el período conocido como Reinos Combatientes (475-246 a.C.). Se dice que trató varias veces de advertirle a su rey de la inminente amenaza que destruiría el país, pero que el rey rechazó su consejo. Finalmente, Qu Yuan fue exiliado. Cuando se enteró de la caída de su amado país a manos del enemigo del cual había advertido, se quitó la vida.
Aceptar los desacuerdos
Recuerdo escuchar a mi padre hablar sobre lo difícil que era alejarse de argumentos interminables sobre las diferentes interpretaciones de la Biblia. Pero también, relataba lo bueno que era cuando ambas partes estaban de acuerdo en aceptar los desacuerdos.
Aprender a ser agradecido
Años de agotamiento causados por dolores crónicos y frustración por mi movilidad limitada finalmente me superaron. El descontento me llevó a ser exigente y desagradecida. Empecé a quejarme de cómo me atendía mi esposo y de la forma en que limpiaba la casa. Aunque era el mejor de los cocineros, renegaba de la falta de variedad en sus comidas. Cuando, al tiempo, él me dijo que mis quejas lo lastimaban, me ofendí. Claro, él no tenía idea de lo que yo estaba viviendo… Con el tiempo, Dios me ayudó a ver mis errores, y les pedí perdón a Él y a mi esposo.
Tu voluntad, no la mía
Kamil y Joelle quedaron devastados cuando a su hija Rima, de ocho años, le diagnosticaron leucemia. La enfermedad se complicó, y Rima entró en coma. El equipo médico del hospital les dijo a los padres que hicieran los arreglos para el funeral de la niña, dándole menos del uno por ciento de chances de sobrevivir.
Bondad inesperada
Mi amiga estaba esperando para pagar por sus compras, cuando un hombre se dio vuelta y le entregó un bono de descuento de diez libras esterlinas. Primero, ella no pudo contener las lágrimas ante ese acto de bondad, y luego, se reía de sí misma por haber llorado. Aquella bondad inesperada la conmovió y le dio esperanza mientras atravesaba una etapa de agotamiento, y dio gracias al Señor por su bondad extendida a través de otra persona.
El gran crescendo
Mis padres me enseñaron a amar toda clase de música; desde country hasta clásica. Por eso, el corazón me latía con rapidez cuando entré en el Conservatorio de Moscú —una de las grandes salas de música de Rusia— para escuchar a la Sinfónica Nacional. A medida que interpretaban una pieza maestra de Tchaikovsky, el crescendo fue cobrando fuerza hasta llegar a un dramático y profundo clímax musical. Fue un momento mágico, y la audiencia se puso de pie con un estruendoso aplauso de aprobación.
¿Dónde está la paz?
«¿Todavía tienes esperanzas de que haya paz?», le preguntó un periodista a Bob Dylan.
Imposible de retener
Mientras nadaba en el Golfo de México, Caitlyn se encontró con un tiburón que la atacó. Para defenderse, ella le pegó un puñetazo en la nariz, y el depredador abrió las fauces y se fue nadando, derrotado. Aunque la mordida le causó múltiples heridas y más de 100 puntos, el tiburón no pudo retener a Caitlyn.
Elegir el camino
Tengo una hermosa foto de un joven montado en un caballo en las montañas de Colorado, mientras considera qué camino tomar. Me recuerda el poema de Robert Frost, The Road Not Taken [El camino no tomado], donde reflexiona sobre dos caminos que se abren delante de él. Ambos son igualmente atractivos, pero como duda de que regrese a ese lugar, debe escoger uno. Frost escribió: «Dos caminos divergían en un bosque; y yo… yo tomé el menos transitado; eso marcó toda la diferencia».
Tesoro en una calabaza
Como madre joven, decidí documentar el primer año de vida de mi hija. Todos los meses, le tomaba fotos para ilustrar cómo había crecido y cambiado. Una de mis fotos favoritas la muestra sentada alegremente dentro de una calabaza hueca. Allí estaba ella, el deleite de mi corazón, sentada dentro de una calabaza gigante. Pero aunque aquella calabaza se fue secando, mi hija siguió creciendo.