Los anunciantes han llegado a la conclusión de que la palabra que más reacción produce en el consumidor es su nombre. Por eso, un canal de televisión en el Reino Unido está usando anuncios personalizados en su servicio de transmisión en línea.
Tal vez nos guste que digan nuestro nombre por televisión, pero eso no significa demasiado sin la intimidad que existe cuando alguien que nos ama pronuncia nuestro nombre.
Cuando el Señor llamó a María Magdalena por su nombre, mientras ella estaba en la tumba de Jesús, captó su atención (Juan 20:16). Ante una sola palabra, ella se dio vuelta porque reconoció al Maestro a quien amaba y seguía. La familiaridad con la cual Él pronunció su nombre no le dejó dudas de que Aquel que la conocía a la perfección estaba vivo.
Aunque María compartió un momento único y especial con Jesús, Dios también nos ama a nosotros personalmente. Jesús le dijo a María que ascendería a su Padre (v. 17), pero también les había dicho a sus discípulos que no los dejaría solos (Juan 14:15-18). Dios enviaría al Espíritu Santo a habitar en sus hijos (ver Hechos 2:1-13).
La historia de Dios no cambia. Al igual que en aquel momento, Él conoce a aquellos que ama (ver Juan 10:14-15). Nos llama por nuestro nombre.