Pecadores como nosotros
Tengo una amiga, Edith, que me contó sobre el día que decidió seguir a Jesús.
Superar desafíos
Mi amiga María quería volver a tapizar las sillas de su comedor antes de fin de año. Cuando nos reunimos, me contó sobre su progreso: «Me llevó diez meses y dos horas recuperar mis sillas». Tras varios meses sin poder conseguir los materiales necesarios o encontrar un rato de quietud entre su trabajo demandante y las necesidades de sus hijos pequeños, la tarea le llevó solo dos horas de dedicación intensa para terminarla.
Esperanza en la tristeza
Cuando yo tenía 19 años, una de mis mejores amigas murió en un accidente de autos. Durante las semanas y meses siguientes, cada día era para mí un túnel de tristeza. El dolor de haber perdido a alguien tan joven y maravillosa nublaba mi visión; y a veces, perdía incluso conciencia de lo que sucedía a mi alrededor. Estaba tan enceguecida por el dolor y la tristeza que, simplemente, no podía ver a Dios.
Abejas y serpientes
Algunos problemas tienen el nombre «papá» escrito en ellos. Por ejemplo, hace poco, mis hijos descubrieron que las abejas se habían instalado en una grieta del cemento a la entrada de casa. Entonces, armado con repelente para insectos, marché a dar la batalla.
Expresiones generosas de amor
En cada aniversario de boda, mi esposo me regala un enorme ramo de flores recién cortadas. Cuando perdió su trabajo durante una restructuración en la empresa, yo no esperaba que siguiera esta pródiga muestra de cariño. Pero, cuando cumplimos 19 años de casados, las coloridas flores me recibieron desde su lugar en la mesa de nuestro comedor. Como él valoraba esta tradición anual, ahorraba dinero todos los meses para asegurarse de tener suficiente para su demostración personal de afecto.
Servicio abnegado
Un pequeño grupo de personas se juntó, empequeñecido ante el tamaño del árbol tendido en el suelo. Una anciana, apoyada en su bastón, describió cómo, la noche anterior, una tormenta había hecho caer su antiguo y majestuoso olmo. Y agregó, con su voz quebrada de emoción: «También destruyó nuestro hermoso muro de piedra. Mi esposo lo construyó cuando nos casamos. Le encantaba ese muro. ¡Yo amaba ese muro! Ahora, ya no está… y él tampoco».
Imperfección perfecta
Un profesor mío en la universidad, al ver mi indecisión, producto de mi perfeccionismo, me dio un consejo sabio: «No dejes que lo perfecto sea enemigo de lo bueno». Es decir, que luchar por un desempeño perfecto puede evitar los riesgos necesarios para poder crecer. Aceptar que mi trabajo sería siempre imperfecto me daría libertad para seguir creciendo.
Jesús sabe por qué
Tengo amigos que, a pesar de haberse curado parcialmente, siguen luchando con aspectos dolorosos de sus enfermedades. Otros han superado adicciones, pero siguen sintiéndose relegados e inseguros. Entonces, me pregunto: ¿Por qué Dios no los sana completamente; de una vez por todas?
Cuidado vigilante
Antes de que mi hijo saliera corriendo de casa para ir a la escuela, le pregunté si se había cepillado los dientes. Tras preguntarle otra vez, le recordé la importancia de decir la verdad. Inconmovible ante mi amable advertencia, me informó a manera de chiste que lo que yo necesitaba hacer era poner una cámara de seguridad en el baño. Entonces, podría verificarlo por mí misma, y él no se vería tentado a mentir.
Esperanza a pesar de todo
Entre los cientos de artículos que he escrito para Nuestro Pan Diario desde 1988, algunos permanecen en mi mente. Por ejemplo, a mediados de la década de 1990, conté que nuestras tres hijas se habían ido de campamento o en viajes misioneros, y mi hijo Steve, de seis años, y yo tuvimos un tiempo para varones.