En la ciudad de Santa Barbara, en California, hay una calle con un nombre curioso: «Salsipuedes». Cuando se le dio nombre a la calle, la zona estaba alrededor de un pantano que a veces se inundaba, y los urbanistas, que hablaban español, apodaron el lugar con una advertencia nada sutil de permanecer alejados.
La Palabra de Dios nos advierte que no nos acerquemos a la «senda equivocada» de pecado y tentación: «Déjala, no pases por ella; apártate de ella, pasa» (Proverbios 4:15). Pero la Escritura no dice simplemente «sal si puedes». Nos ofrece seguridad y nos indica adónde ir: «Fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar» (1 Corintios 10:13).
La promesa de que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de lo que podemos soportar es un recordatorio alentador. Si acudimos a Él cuando somos tentados, sabemos que nos ayudará a descubrir la salida.
La Biblia afirma que Jesús puede «compadecerse de nuestras debilidades». Sin embargo, «fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado» (Hebreos 4:15). Jesús sabe cómo salir de cada tentación. ¡Nos mostrará el camino si corremos a Él!