El titular me llamó la atención: «El descanso es importante para los corredores». El artículo de un exmiembro de una selección nacional de corredores de montaña enfatizaba un principio que, a veces, los atletas dedicados ignoran: el cuerpo necesita descansar y recuperarse después del ejercicio. Y agregaba: «Fisiológicamente, las adaptaciones que ocurren como resultado del entrenamiento solo se producen durante el descanso. Esto significa que descansar es tan importante como los ejercicios».
Lo mismo sucede con la fe y el servicio. Es esencial descansar con regularidad para evitar el agotamiento y el desánimo. Jesús buscó el equilibrio espiritual durante su vida en la Tierra, aun frente a demandas importantes. Cuando sus discípulos volvieron de un extenuante viaje de enseñanza y sanidades, Jesús les dijo: «Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco» (Marcos 6:31). Pero una gran multitud los siguió; entonces, Jesús les enseñó y les dio de comer (vv. 32-44). Cuando se retiraron todos, Él «fue al monte a orar» (v. 46).
Si lo que define nuestra vida es el trabajo, lo que hacemos se torna cada vez más ineficaz. Jesús nos invita a reunirnos con Él en un lugar tranquilo para orar y descansar.