Saybie, una bebé prematura nacida de 23 semanas, pesaba menos de 250 gramos. Los doctores dudaban de que viviera y les dijeron a los padres que tendrían a su hija solo por una hora. Pero Saybie seguía luchando. Una tarjeta rosa junto a su cuna decía: «Pequeña pero poderosa». Después de cinco meses, milagrosamente, se fue a su casa; una saludable bebé de más de dos kilos. Y se llevó el récord a la bebé prematura sobreviviente más pequeña del mundo.
Estremece escuchar historias sobre personas que superan expectativas. La Biblia narra una historia de esas. David, un joven pastor, se ofreció para pelear contra Goliat: un guerrero gigante que difamaba a Dios y amenazaba a Israel. El rey Saúl pensó que David era ridículo: «No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud» (1 Samuel 17:33). Y cuando el joven avanzó hacia el campo de batalla, Goliat «miró y vio a David, [y] le tuvo en poco; porque era muchacho» (v. 42). Sin embargo, David no salió a pelear solo, sino «en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel» (v. 45). Y al terminar el día, se paró victorioso sobre un Goliat muerto.
Cuando Dios está con nosotros, no tenemos nada que temer. Con su fuerza, somos poderosos.