Cuando Charles Simeon (1759-1836) fue nombrado pastor de la iglesia Holy Trinity, en Cambridge, Inglaterra, enfrentó años de oposición. Como la mayoría de la congregación quería que designaran al pastor asistente en lugar de él, divulgaron rumores y rechazaron su ministerio. Pero Simeon, que deseaba ser lleno del Espíritu de Dios, buscó soportar la murmuración elaborando algunos principios para aplicar a su vida. Uno era no creer nunca los rumores, a menos que fueran absolutamente ciertos. Y otro: «creer siempre que si se escuchara a la otra parte, se daría una versión completamente diferente del asunto».
Con esta práctica, Simeon seguía las instrucciones de Dios a su pueblo de dejar de murmurar y hablar maliciosamente, lo cual afectaría el amor unos por otros. Uno de los Diez Mandamientos refleja su deseo de que vivieran en la verdad: «No hablarás contra tu prójimo falso testimonio» (Éxodo 20:16). Y otra instrucción refuerza este mandamiento: «No propagarás falso rumor» (23:1 lbla).
Piensa en lo diferente que sería este mundo si cada uno de nosotros no propagara rumores o informes falsos, y si los detuviéramos en cuanto los oímos. Dependamos del Espíritu Santo para que nos ayude a hablar la verdad en amor, usando nuestras palabras para glorificar a Dios.