Mi amiga Ellen liquida sueldos para una firma contable. Este trabajo puede parecer automático, pero a veces, los empleados entregan tarde la información requerida. A menudo, Ellen compensa eso trabajando muchas horas para que los empleados reciban su dinero sin retraso. Lo hace pensando en las familias que dependen de esos fondos para comprar alimentos, remedios y gastos de la casa.

Su enfoque compasivo de su trabajo me recuerda a Jesús. A veces, servía a las personas aunque interrumpiera sus actividades. Por ejemplo, quiso pasar un tiempo a solas después de oír que Juan el Bautista había sido ejecutado, así que subió a una barca en busca de un lugar aislado (Mateo 14:13). Pero hubo un problema: multitudes con diversas necesidades físicas lo siguieron. Podría haber sido mucho más fácil despedirlos, pero «saliendo Jesús, vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos» (v. 14).

Aunque parte del llamado de Jesús en la tierra era enseñar a la gente y sanar enfermedades, su empatía afectaba su manera de cumplir sus responsabilidades. Que Dios nos ayude a reconocer su compasión en nuestras vidas y nos dé fortaleza para transmitirla a otros.