Los trabajadores de la salud en San Francisco, California, están brindando atención médica a los drogadictos que viven en las calles y dándoles medicamentos para tratar su adicción. El programa surgió en respuesta al creciente número de personas sin techo que se drogan. Por lo general, los médicos esperan que los pacientes vayan a una clínica, pero si se les ofrece atención, no tienen que preocuparse por el transporte ni recordar que tienen una cita.
La disposición de esos trabajadores de la salud me recuerda la forma en que Jesús se nos acerca para suplir nuestras necesidades. Durante su ministerio, buscó a aquellos que la élite religiosa ignoraba: comía «con los publicanos y con los pecadores» (Marcos 2:16). Cuando le preguntaron por qué lo hacía, respondió: «Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos» (v. 17). Y agregó que su intención era invitar a pecadores, no a justos, a relacionarse con Él.
Cuando nos damos cuenta de que todos estamos «enfermos» y necesitamos un doctor (Romanos 3:10), apreciamos mejor la disposición de Jesús para comer con publicanos y pecadores… nosotros. Y así como los trabajadores de la salud en San Francisco, Cristo nos designó como su «equipo callejero» para llevar el mensaje de salvación a otros.