Cocinera, organizadora de eventos, nutricionista, enfermera. Estas son solo algunas de las responsabilidades habituales de las madres. En 2016, unas investigaciones estimaron que las madres trabajan entre 59 y 96 horas por semana en tareas relacionadas a los hijos.
¡Con razón siempre están exhaustas! Ser madre significa dedicar mucho tiempo y energía a cuidar a los hijos, quienes necesitan tanta ayuda para aprender a vivir en este mundo.
Cuando los días se me hacen largos y necesito recordar que cuidar a los demás implica un esfuerzo que vale la pena, me llena de esperanza ver cómo alentaba Jesús a aquellos que servían.
En Marcos, los discípulos discutían sobre quién era el más importante. Entonces, Jesús, sentándose, les recordó: «Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos» (9:35). Luego, tomó a un niño en sus brazos para ilustrar la importancia de servir a los demás; y en especial, a los más necesitados (vv. 36-37).
La respuesta de Cristo redefine el concepto de grandeza dentro de su reino. Su estándar es un corazón dispuesto a servir a los demás. Y Jesús prometió que el poder de Dios se manifestará en aquellos que deciden servir (v. 37).
Mientras sirves a tu familia o comunidad, recuerda cuánto valora Jesús tu esfuerzo.