Aunque es lamentable, el mal que estuvo escondido largo tiempo bajo la alfombra —el abuso sexual de mujeres por hombres con poder sobre ellas— ha salido a la luz. Se me hundió el corazón al escuchar un titular tras otro con pruebas sobre abuso ejercido por dos hombres que admiraba. Y la iglesia no ha sido inmune a estos asuntos.
El propio rey David tuvo también su ajuste de cuentas. En 2 Samuel 11:2, se nos dice que una tarde, David vio «a una mujer que se estaba bañando», y la quiso tener. Aunque Betsabé era la esposa de uno de sus leales soldados, Urías, igualmente la tomó. Cuando ella le dijo que estaba embarazada, David se aterrorizó, y en un despreciable acto de traición, ordenó que Urías muriera en la batalla. Es evidente el abuso de poder de David contra Betsabé y Urías. Y Samuel se asegura de que lo veamos con toda claridad.
Debemos oír estas historias para considerar nuestra propia maldad y estar prevenidos sobre el abuso de poder en esta época. Aunque David era «un varón conforme [al] corazón [de Dios]» (Hechos 13:22), también debía dar cuenta de sus actos.
Por la gracia de Dios, la redención es posible. Si seguimos leyendo, encontramos a David profundamente arrepentido (2 Samuel 12:13). Felizmente, los corazones duros pueden pasar de muerte a vida.