El «Jarabe Tapatío», conocido también como el baile del sombrero mexicano, celebra el romance. Durante este alegre baile, el hombre coloca el sombrero en el suelo, y al terminar, la mujer lo levanta y ambos se esconden detrás para sellar su romance con un beso.


Este baile me recuerda la importancia de la fidelidad en el matrimonio. En Proverbios 5, después de hablar sobre el alto costo de la inmoralidad, leemos que el matrimonio es excluyente: «Bebe el agua de tu misma cisterna, y los raudales de tu propio pozo» (v. 15). Aunque diez parejas bailen el Jarabe en el escenario, cada uno se enfoca en su compañero. Nosotros también podemos disfrutar de un compromiso profundo y exclusivo con nuestro cónyuge (v. 18).


Además, otros observan nuestro romance. Los bailarines, al tiempo que disfrutan de su pareja, saben que otros están observando. Asimismo, leemos: «Porque los caminos del hombre están ante los ojos del Señor, y él considera todas sus veredas» (v. 21). Dios quiere proteger nuestro matrimonio; por eso, nos observa constantemente.


Como en el Jarabe, hay un ritmo que seguir en la vida. Al mantener el ritmo de nuestro Creador, siendo fieles a Él —seamos casados o solteros—, encontramos bendiciones y gozo.