Como me gusta el chocolate amargo, una vez, googleé: «¿Hace bien el chocolate amargo?». Los resultados fueron variados; algunos malos y otros buenos. Se puede hacer lo mismo con casi todos los alimentos: ¿Hace bien la leche? ¿Hace bien el café? ¿Hace bien el arroz? Las respuestas pueden marearte, así que tienes que entender que la investigación en sí tal vez no te haga bien. ¡Podría darte dolor de cabeza!
Pero si estás buscando algo que es 100% bueno para ti todo el tiempo, te recomiendo la Palabra de Dios. Estos son sus beneficios para los seguidores de Jesús que buscan profundizar su comunión con Dios:
Te mantiene puro (Salmo 119:9, 11).
Te bendice (Lucas 11:28).
Te hace sabio (Mateo 7:24).
Te da luz y entendimiento (Salmo 119:130).
Te ayuda a crecer espiritualmente (1 Pedro 2:2).
Nuestro Dios es bienhechor; hace bien. Y en su bondad, ha provisto para los que le amamos una guía para ayudarnos a ver cómo mejorar nuestra relación con Él. En este mundo repleto de decisiones que tomar, agradezcamos al Señor por decirnos en su Palabra qué nos hace bien. Y digamos con el salmista: «¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca» (Salmo 119:103).