«¡Defensa cuarta!»
Cuando comencé a practicar esgrima en la escuela secundaria, mi entrenador solía indicar con un grito la posición defensiva correcta frente al movimiento que él hacía. Cuando extendía su arma para la estocada, yo tenía que escuchar y responder de inmediato para contrarrestar el ataque.
Este atención activa me trae a la mente la obediencia inmediata que exige la Escritura en el tema de la tentación sexual. En 1 Corintios 6:18, Pablo les escribe a los creyentes tentados a buscar prostitutas del templo pagano: «Huid de la fornicación». A veces, debemos estar «firmes» en circunstancias desafiantes (Gálatas 5:1; Efesios 6:11), pero aquí, la Biblia prácticamente nos grita nuestra mejor defensa: ¡Huyan!
Actuar de inmediato evita que capitulemos. Los pequeños compromisos pueden terminar en derrotas devastadoras. Un pensamiento licencioso, una mirada en el sitio equivocado de Internet, un coqueteo cuando ya estás casado; todos son pasos que nos llevan adonde no deberíamos ir y nos alejan de Dios.
Cuando huimos de la tentación, Dios nos da un lugar hacia donde correr. La sangre de Jesús derramada en la cruz nos ofrece perdón, esperanza y un nuevo comienzo. Cuando acudimos a Él en nuestra debilidad, nos libera para vivir con su fortaleza.