Cuando hablamos de nuestra fe en Jesús, a veces, usamos palabras que no entendemos ni explicamos. Una de ellas es justo. Decimos que Dios administra justicia y que hace justas a las personas, pero este puede ser un concepto difícil de comprender.

La forma en que el idioma chino representa la palabra justicia es útil. Combina dos caracteres: la palabra de arriba es cordero; y la de abajo es yo. El cordero cubre o está encima de la persona.

Cuando Jesús vino a este mundo, Juan el Bautista lo llamo «el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Juan 1:29). Necesitamos que se solucione el problema de nuestro pecado porque nos separa de Dios, cuya esencia y caminos son siempre perfectos y rectos. Debido a su gran amor por nosotros, a su Hijo Jesús «que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él» (2 Corintios 5:21). Jesús, el Cordero, se sacrificó y derramó su sangre, y se convirtió en nuestra «cobertura». Él nos hace justos, lo cual nos coloca en una relación correcta con Dios.

Estar bien con Dios es un regalo de su parte. Jesús, el Cordero, es la forma en que Dios nos cubre.