En su libro, Junkyard Planet [El planeta chatarra], Adam Minter habla de la industria multimillonaria del reciclado de desechos. Señala que hay empresarios en todo el mundo que se dedican a buscar materiales descartados, como alambres de cobre, trapos sucios y artículos plásticos, para rediseñarlos y convertirlos en cosas nuevas y útiles.
Cuando el apóstol Pablo le entregó su vida al Salvador, se dio cuenta de que sus logros y habilidades eran como basura, y escribió: «Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo» (Filipenses 3:7-8). Tras haber sido capacitado en la ley religiosa judía, había actuado con enojo y violencia contra los seguidores de Cristo (Hechos 9:1-2). Pero Jesús transformó todo en algo nuevo y productivo; tomó los restos enmarañados de su ira y los convirtió en amor de Dios para con los demás (2 Corintios 5:14-17).
Si sientes que tu vida es una acumulación de desechos, recuerda que Dios se dedica a restauraciones. Cuando le entregamos nuestra vida, nos convierte en algo nuevo y útil para Él y los demás.