Llamados por nombre
Cuando me encuentro por primera vez con los alumnos de una clase de composición que enseño en la universidad, ya conozco sus nombres. Me tomo tiempo para familiarizarme con sus nombres y sus fotografías de mi planilla, para que, cuando entren, pueda decirles: «Hola, Ana», o «bienvenido, Tomás». Lo hago porque sé que a todos nos gusta que nos llamen por nuestro nombre.
La canción de Dios
Un organista de la iglesia practicaba una pieza de Mendelssohn y no estaba tocando muy bien. Frustrado, tomó la partitura y se dispuso a marcharse, pero no había notado que un extraño se había sentado en un banco.
Dejar atrás el pasado
Chris Baker es un artista que transforma símbolos de dolor y esclavitud en obras de arte. Muchos de sus clientes eran integrantes de pandillas y víctimas de tráfico humano, que fueron marcados con símbolos y códigos de identificación. A través de un tatuaje, Chris transforma esas marcas en obras de arte.
No deslizarse
A l final de un semestre escolar, mi esposa y yo fuimos a buscar a nuestra hija a la escuela, que se encontraba a 100 kilómetros. A la vuelta, nos desviamos para comer algo en un restaurante sobre la playa, desde donde observamos los barcos en la costa. En general, están anclados para evitar que se vayan a la deriva, pero noté que uno estaba libre y que, lentamente, se deslizaba hacia el medio del mar.
Sinceridad pasmosa
Cuando el pastor le pidió a uno de los ancianos que guiara a la congregación en oración, el hombre dejó a todos pasmados al contestar: «Lo siento, pastor, pero estuve discutiendo con mi esposa camino a la iglesia y no estoy en condiciones de orar». Los segundos siguientes fueron incómodos. El pastor oró y la reunión continuó. Más tarde, el pastor se prometió no volver a pedirle a alguien que orara en público sin primero consultarle en privado.
Lugar firme
El histórico paseo ribereño de Savannah, Georgia, en Estados Unidos, está pavimentado con adoquines desiguales. Los lugareños dicen que, hace siglos, estas piedras proporcionaban lastre para los barcos al cruzar el Océano Atlántico. Cuando se subía un cargamento en Georgia, ya no se necesitaban las piedras; entonces, se usaban para pavimentar las calles cercanas al muelle. Esas piedras ya habían cumplido su tarea principal: estabilizar el barco en aguas peligrosas.
Su amorosa presencia
Cuando nos enteramos de que a una amiga le habían diagnosticado cáncer, quedamos destrozados. Ella era una persona vivaz que había bendecido a todos los que se cruzaban en su camino. Mi esposa y yo nos gozamos cuando empezó a recuperarse, pero, a los pocos meses, el cáncer volvió para vengarse. Era demasiado joven para morir…
Servir a Cristo
«Soy secretaria —me dijo una amiga—. Cuando les digo esto a los demás, algunos me miran con lástima. Pero, cuando descubren quién es mi jefe, ¡abren los ojos con admiración!». En otras palabras, a veces, la sociedad define algunos trabajos como inferiores, a menos que estén relacionados con personas ricas o famosas.
Un lugar remoto
L a isla Tristán de Acuña es famosa por ser una de las más aisladas y remotas del mundo, habitada por solo 288 personas. Está ubicada en el Océano Atlántico Sur, a 2.800 kilómetros de Sudáfrica… el país más cercano a ella. Todo el que quiere visitarla tiene que viajar en barco siete días, ya que no tiene pista de aterrizaje.
Aprender a amar
El amor logra muchas cosas buenas, pero también nos hace vulnerables. De vez en cuando, quizá nos preguntemos: «¿Para qué amar si los demás no lo valoran?», o «¿para qué amar y exponerme a que me lastimen?». Sin embargo, el apóstol Pablo nos da una razón clara y sencilla para hacerlo: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Seguid el amor» (1 Corintios 13:13; 14:1).