Los vagabundos de Vancouver han descubierto una manera de dormir protegidos durante la noche. Un centro de caridad fabricó bancos especiales que se convierten en refugios temporales. La parte posterior del asiento se levanta para formar un techo que protege a la persona del viento y la lluvia. De noche, estos lugares para dormir son fáciles de encontrar porque tienen un mensaje luminoso que dice: ESTA ES UNA HABITACIÓN.
La necesidad de refugio puede ser tanto física como espiritual. Dios es un refugio para el alma cuando estamos angustiados. El rey David escribió: «clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo» (Salmo 61:2). Las cargas emocionales nos hacen más vulnerables a las tácticas del enemigo; el temor, la culpa y los deseos están entre sus preferidas. Por eso, necesitamos estabilidad y seguridad. Como expresó el salmista: «tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo. […] Estaré seguro bajo la cubierta de tus alas» (vv. 3-4).
Cuando estamos agobiados, Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ofrece paz y protección: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).